Actividad 4:
TALAMPAYA: Relieve
La región está
conformada por un sistema de sierras que se extienden de norte a sur. El
paisaje se caracteriza por las llanuras arenosas, los bolsones y las mesetas. En el Parque se levantan la Sierra de los Tarjados, la Sierra Morada hacia
el oeste (sobre el límite entre las provincias de San Juan y La Rioja) y hacia
el este las sierras de Vilgo, de Paganzo y la Sierra de Sañogasta. Esta última
se sitúa frente al Parque, y es una prolongación de la Sierra de Famatina
(ubicada al norte), perteneciente al sistema de las Sierras Pampeanas. Entre la
Sierra Morada y la Sierra de Sañogasta se abre un valle, interrumpido por la
Sierra de los Tarjados. La mayor altura de la Sierra Morada, que se halla
en su sector norte, es el Cerro Rajado, de 2000 metros
La Sierra de los
Tarjados tiene un largo aproximado de 20 km. Está constituida por areniscas y
las arcillas del período triásico. Los factores climáticos como los fuertes
vientos, las lluvias y las diferencias bruscas de temperatura, ejercen una
pronunciada acción erosiva sobre estos materiales, produciendo diferentes
geoformas que caracterizan al paisaje de la región, como acantilados,
farallones que pueden superar los 100 m de altura, obeliscos, columnas y
estrías, entre otras. Los cauces esporádicos de los ríos enriquecen más esta
geomorfología, dando origen a cañones y gargantas. Algunas de las esculturas
naturales que han sido modeladas por los factores climáticos reciben nombres particulares
según lo que le sugieran la imaginación humana, por ejemplo, “El Rey Mago”, “La
Catedral” y “El Monje” .
Los suelos son semidesérticos grises, carentes casi por completo de materia
orgánica, producto de las condiciones áridas de la zona, que dificultan la
humificación. Debido a esto, el suelo está formado directamente por la roca
madre, sobre la cual actúan el viento y el agua, desprendiendo y transportando
partículas de diferentes tamaños. Abundan los cantos rodados y otros materiales
pedregosos. Este tipo de suelo suelto, poco desarrollado, es altamente
susceptible a la acción de las lluvias, cuyo efecto es relevante en cuanto al
modelado del paisaje.
Las lluvias, que se caracterizan por ser torrenciales, aunque muy esporádicas,
descargan abundante cantidad de agua en cortos períodos de tiempo. Durante
estos episodios, el agua se encauza siguiendo la pendiente natural del terreno
y formando corrientes esporádicas lo suficientemente caudalosas como para
producir surcos y canaletas sobre un suelo pobre, de escaso desarrollo. Los
procesos de erosión, a los cuales estos suelos son altamente susceptibles, se
ven acentuados por otros factores climáticos, tales como las diferencias de
temperatura diarias y estacionales, el viento y la alta insolación. Como
resultado, aparecen sobre el terreno surcos de entre 7 y 8 metros de ancho (1,
5). Además, la acción de las corrientes de agua sobre las laderas genera el
arrastre de partículas rocosas de diferente tamaño, dejándolas esparcidas al
pie de las montañas. Sobre estas acumulaciones de escombros actúa luego el
viento como agente de selección. Las partículas más finas, como las arenas, son
levantadas y transportadas, acumulándose posteriormente en los valles y dando
origen a los médanos.
Este tipo de suelo, en
asociación directa con el tipo de clima dominante, sustenta una vegetación
pobre, de características xerófilas, espinosa y de hojas pequeñas. La escasa
cobertura vegetal deja un alto porcentaje de suelo desnudo, expuesto a los
factores erosivos
VALLE
DE LA LUNA: Relieve
Al observar un mapa de
la provincia de San Juan, se puede comprobar que su fisonomía se caracteriza
por estar mayormente ocupada por amplias regiones montañosas, con un relieve
abrupto y con cerros que pasan los 6.000 metros de altura. Ahora bien, estas elevaciones
no son todas similares desde el punto de vista geológico, sino que pertenecen a
tres formaciones distintas. En efecto, al este de la provincia existen
serranías que forman parte del sistema orográfico de las Sierras Pampeanas de
una antigüedad mucho mayor al de la Cordillera de los Andes o Cordillera
Principal, y constituyen el borde occidental del Macizo de Brasilia que dio
origen a todas las Sierras Pampeanas (Sierras de Córdoba, San Luis, Aconquija,
Calchaquíes, Hualfín, Fiambalá, Ancasti-Ambato y otras). En forma sintética
puede decirse que la característica principal de estas sierras es que están
formadas primordialmente por rocas muy antiguas y de naturaleza ígnea y
metamórfica que se han formado durante la última etapa del período terciario.
Por el oeste, más allá del Valle del Bermejo, se elevan cumbres de la
Precordillera de La Rioja, San Juan y Mendoza que constituyen la segunda
formación. Esta está formada principalmente por rocas sedimentarias del
paleozoico, con predominancia de areniscas arcillosas duras de color oscuro
(grauvacas), calizas y partículas de arcilla de grano muy fino que se denominan
lutitas. Además hay rocas de edades más recientes, sedimentarias e ígneas,
especialmente volcánicas. En San Juan la precordillera está separada de la
cordillera por los valles de los ríos Blanco e Iglesia y alcanza los picos de
mayor altura como el Cerro de la Bolsa de 4,857 metros que es el más alto de la
formación precordillerana.
Por último encontramos
las elevaciones que corresponden a la Cordillera Andina que en San Juan y
Mendoza difiere de la ubicada más al norte. En primer lugar posee una línea
continua y definida, careciendo de picos cónicos, generalmente volcánicos. Está
dividida en dos porciones paralelas, la Frontal al este y la denominada del
Límite, al oeste. Estas dos cadenas montañosas sólo difieren en su formación
rocosa y están estrechamente unidas no presentando ninguna depresión bien
definida entre ambas. Hay varias elevaciones en San Juan de gran altura como
los cerros Mercedario (6.770m., siendo la máxima elevación de la provincia), el
Potro (5.879m.) y los Mogotes (5.411m.).
El cordón montañoso del
Valle Fértil, donde se sitúa el Parque Natural Ischigualasto, pertenece al
mencionado sistema orográfico de las Sierras Pampeanas, y se extiende
aproximadamente a los largo de 185 km desde la localidad de Marayanes al sur
hasta Ischigualasto al norte. Estas elevaciones a su vez de dividen en dos
partes, una de las cuales se denomina Sierra de la Huerta y comprende las
sierras ubicadas desde el río de las Tumanas hacia el sur y la otra, partiendo
desde este punto en sentido norte, se llama Sierra del Valle Fértil, cuyos
picos más elevados son, entre otros, el Cerro Punta Norte con 2.800 m.s.n.m.,
el Cerro Chicas de 2.727 m, el de la Ánimas con 2.697 y el Laprida con 2.638.